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Cesc Gay (c), con el equipo de 'V.O.S.'. | Efe |
José Luis Romo | Barcelona | Periodico El Mundo
En términos de reconocimiento crítico, a pocos directores jóvenes les cuadran tanto las cuentas como a Cesc Gay. Con tres películas en su filmografía, ya ha logrado cuatro candidaturas a los Goya, dos como director y dos como guionista, un premio en Cannes y galardones en los festivales de Chicago y Bogotá, entre otros.
Tras 'Ficción', de 2006, el cineasta catalán vuelve a las carteleras este viernes con 'V.O.S', una original cinta basada en una obra teatral de la dramaturga Carol López, 'Germanes', que supone un punto de inflexión en su carrera al adentrarse en el resbaladizo terreno de la comedia.
Planteada como un juego de espejos en el que los personajes viven dentro del propio rodaje, la película narra la historia de dos parejas de amigos salpicadas por infidelidades, maternidades imposibles y mentiras. Un ejercicio de estilo muy 'alleniano' en el que las mentiras y las verdades que hay en toda obra de ficción son las auténticas protagonistas.
P.- Confiesa que por mucho que se lo preguntan no sabe que le empujó a emprender esta adaptación, ¿ya ha encontrado la respuesta?
R.- Cada vez me invento una distinta porque me doy cuenta de que todas tienen algo de cierto. La verdad es que cuando estaba terminando 'Ficción' ya tenía ganas de ir hacia la comedia. 'En la ciudad' nació con una voluntad más cómica que la que finalmente tuvo y vi que me estaba asentando en un terreno muy denso e intenso. Cuando vi la obra me di cuenta de que era un material estupendo y creí que, como director, trabajar con textos que no siempre partan de uno era muy sano.
P.- Con 'Pagafantas' se ha hablado mucho de un humor vasco, ¿se puede decir que ésta es una comedia a la catalana?
R.- Un poquito sí. Está 'parido' desde allí pero no sé desde fuera cómo lo catalogarán... De todas formas, quiero dejar claro que no es una comedia de gag, también hay algo de drama. Está en ese tono que tienen algunas películas de Woody Allen, al que Carol siempre cita como uno de sus referentes. Tiene esa ironía crítica o dramática.
P.- De hecho, de su tramo final se pueden extraer lecturas amargas pese a su divertido remate...
R.- Sí, toda la película juega con la idea de manipulación. De ahí que haya recurrido a la idea del cine dentro del cine, que le daba a todo una lectura diferente. Lo importante aquí son las mentiras de la ficción más que las propias tramas de los actores, quería enfrentar al espectador con esa sensación de que todo es manipulable, según se cuente.
P.- Uno de los personajes llega a decir "La realidad está para ser traicionada"...
R.- Me parece que esa es la esencia del cine. Si no se traiciona la realidad, lo que estás haciendo es un reportaje y me parece fantástico, pero el cine es otra cosa. El cine tiene que volar. Nos contamos historias para ir más allá y me gusta que el cine parta de la realidad pero para llevarme a otro lugar.
P.- Por sus claves, es una película que se disfruta más siendo cinéfilo, ¿teme que sea incomprendida?
R.- Tiene unas lecturas que si no estás en el rollo te las pierdes, eso está claro. De todas formas, con cada trabajo tienes el temor de que no te guste. Forma parte del riesgo de esta profesión. Yo sé que V.O.S no es una película de masas, no tiene actores famosos ni lugares comunes para estrenarse en 200 salas. Es otra cosa. Desde esa libertad, ya tenemos nuestro espacio y ojalá venga mucha gente.
P.- En el filme retrata el rodaje de una forma bastante idílica, cuando lo habitual es que sean auténticos campos de batalla y malos rollos.
R.- Los míos es que son así. Siempre me rodeo de gente próxima y pocas veces he tenido momentos de tensión, la llevo muy mal. Y si, encima, quieres hacer una comedia ya ni te cuento. Dentro de la gran mentira que es la película, aparecen técnicos y actores que hacen de técnicos. En algún momento de confusión, hasta llegaron a intercambiarse los papeles.
P.- Desde el título, 'V.O.S', ya se hace referencia a la importancia del lenguaje. La película está protagonizada por dos vascos y dos catalanas que hablan indistintamente catalán, español y algo de euskera. ¿Cree que se puede sacar lecturas políticas de la cinta?
R.- Hemos tenido reuniones con la izquierda abertzale y con los nacionalistas catalanes que nos han subvencionado y... (risas) Realmente, es un reflejo puro y duro de la situación de Barcelona donde el bilingüismo, e incluso el trilingüismo, es normal. Sin más.
P.- ¿Qué opina de que haya una versión doblada?
R.- Bueno, la hemos hecho nosotros y nos lo hemos currado muchísimo para que mantenga un poco el bilingüismo entre catalán y español. Hemos intentado que quién la vea pueda tener el mismo 'feeling' que con la original y se perdiera lo mínimo.
P.- Barcelona acaba convirtiéndose en un personaje más de la película. Usted la retrata de una forma similar a lo que hacía Woody Allen con Manhattan.
R.- Espero que nos den una medalla al trabajo o un vale para el autobús por la promoción de la ciudad. A Woody Allen le dieron un millón de euros por 'Vicky Cristina Barcelona', a ver si cae la breva. Fuera de bromas, es mi ciudad y la supongo que la retrato como la percibo. Sin más.
V.O.S. se estrena este jueves 14 de julio en Fine Arts